Desigualdad Económica

Las desigualdades económicas por género en Puerto Rico son profundas y persistentes, afectando de manera desproporcionada a mujeres, personas trans y no-binarias. Estas desigualdades se manifiestan en tasas elevadas de pobreza, disparidades salariales y acceso limitado a oportunidades económicas, exacerbadas por factores estructurales como el colonialismo, la discriminación racial y la falta de políticas públicas con perspectiva de género.

Pobreza con rostro de mujer

En Puerto Rico, cerca del 40% de la población vive por debajo del nivel de pobreza. Pero cuando se examina la situación con una perspectiva de género, se revela una desigualdad alarmante: el 44% de las mujeres en la isla viven en condiciones de pobreza. Esta cifra no es casual, sino el reflejo de una estructura social, económica y política que históricamente ha relegado a las mujeres a condiciones de mayor vulnerabilidad.

El panorama es aún más crítico cuando desglosamos los datos por intersecciones como la maternidad, la raza o la identidad de género:
  • 60% de las mujeres que son jefas de familia—es decir, que sostienen solas a su núcleo familiar—viven bajo el nivel de pobreza. La carga económica y de cuidado recae desproporcionadamente sobre sus hombros, sin suficiente apoyo del Estado ni acceso a servicios básicos como cuido infantil accesible o asistencia económica sostenida.
  • 71% de las madres solteras enfrentan pobreza, lo cual las expone a condiciones laborales precarias, empleo informal o subempleo, además de barreras estructurales que dificultan su movilidad económica.
  • 91% de las madres con más de tres hijos viven en pobreza. Este dato pone de relieve la ausencia de políticas públicas que reconozcan el costo real de criar a una familia en un contexto de crisis económica persistente y servicios sociales limitados.
  • 46% de las mujeres negras y afrodescendientes enfrentan pobreza, reflejo del racismo estructural y de cómo la exclusión histórica y la falta de acceso a oportunidades económicas siguen reproduciéndose en el presente.
  • 43% de las mujeres transgénero viven también bajo el umbral de pobreza, como consecuencia de la discriminación, el desempleo, el rechazo familiar y la exclusión sistemática de servicios esenciales y oportunidades de desarrollo.
Estos datos no son números aislados: son el resultado de siglos de desigualdad estructural. En Puerto Rico, la pobreza tiene rostro de mujer. Y ese rostro, con frecuencia, es el de una mujer negra, madre soltera o una mujer trans que lucha por sobrevivir en un sistema que no reconoce sus necesidades. Combatir esta realidad exige políticas públicas con perspectiva de género e interseccionalidad: acceso universal al cuidado infantil, educación accesible, empleo digno, vivienda segura, salud integral y apoyo económico directo. Porque sin justicia económica, no hay justicia de género.

Brecha salarial y empleo

Las mujeres en Puerto Rico ganan, en promedio, un 18% menos que los hombres. Esta brecha persiste incluso cuando las mujeres alcanzan niveles educativos más altos. Por ejemplo, las mujeres con bachillerato o estudios superiores tienen una tasa de pobreza del 18%, mientras que los hombres con el mismo nivel educativo presentan una tasa del 11%. Además, las mujeres con algunos años de universidad o grado asociado tienen una tasa de pobreza mayor que los hombres que solo completaron la escuela superior. 

La participación laboral también muestra disparidades: la tasa de participación laboral de los hombres es del 46.2%, mientras que la de las mujeres es del 33.6%.

Educación: una herramienta, pero no suficiente

La educación superior reduce las probabilidades de vivir en pobreza. Sin embargo, las mujeres enfrentan mayores obstáculos económicos incluso con niveles educativos altos. Las mujeres con estudios universitarios incompletos tienen una tasa de pobreza del 41%, superior a la de los hombres con solo escuela superior. 

Esto indica que la educación, aunque esencial, no es suficiente para cerrar las brechas económicas de género sin políticas públicas que aborden las desigualdades estructurales.

Transforma Vidas con Tu Donación

Nuestra comunidad conoce del impacto transformativo de la generosidad en la equidad de género. Sé parte de esta transformación.

Dona hoy y
sé parte del cambio.