Filantropía Feminista

Transformar el financiamiento para fortalecer la solidaridad​

No es caridad. Es una apuesta política por redistribuir el poder, sostener la vida y acompañar procesos de transformación social guiados por quienes conocen y enfrentan las desigualdades todos los días.

La filantropía feminista es una práctica política y comunitaria que transforma profundamente la manera en que se distribuyen los recursos. Rompe con el modelo tradicional donde quien dona impone condiciones, prioridades y controles que rara vez responden a las realidades de quienes hacen el trabajo en el terreno.

En su lugar, propone una relación basada en la confianza, el respeto mutuo y la colaboración horizontal. Reconoce que las organizaciones, colectivas y lideresas comunitarias son expertas en sus contextos, y que los recursos deben llegar sin ataduras, de manera flexible, oportuna y sostenida, para apoyar su sostenibilidad y su poder transformador.

La filantropía feminista no se limita a financiar proyectos: invierte en el tejido organizativo, en la infraestructura, en el cuidado colectivo, en el liderazgo de mujeres y personas género-expansivas que luchan por la equidad desde los márgenes.

honrar la visión en la práctica

La filantropía feminista se vive en lo cotidiano, pero también en lo urgente. Cuando la crisis toca a la puerta, como suele pasar constantemente en Puerto Rico, no esperamos a que todo esté en orden para responder. Mientras muchas instituciones se paralizan, diseñan procesos o esperan permisos, nosotras ya estamos activando nuestras redes, distribuyendo recursos y acompañando a copartes.

Nuestro modelo de confianza, conocimiento situado y financiamiento flexible nos permite ser ágiles, efectivas y profundamente solidarias. Nuestra cercanía con las organizaciones y el conocimiento de sus trayectorias nos permite actuar con rapidez, sin burocracia, y llegar primero a los lugares donde el dolor, la necesidad y la desigualdad se agudizan.

En tiempos de desastre, la filantropía feminista demuestra su fuerza: distribuye poder, sostiene la vida y prioriza a quienes históricamente han sido ignoradas. Así afirmamos que la respuesta a las crisis no solo puede ser feminista: debe serlo.

A continuación, te mostramos cómo esta visión se traduce en acciones concretas:

Colaborativo

Trabajamos con las organizaciones como co-partes expertas, reconociendo que ellas conocen mejor que nadie sus comunidades y contextos. No imponemos prioridades: acompañamos procesos.

Flexibilidad financiera

Priorizamos subsidios operacionales, multianuales y fondos flexibles, especialmente en momentos críticos. Durante emergencias, liberamos recursos rápidamente, sin requisitos innecesarios.

Fortalecimiento comunitario

Invertimos en infraestructura organizacional, procesos de cuidado y sostenibilidad a largo plazo. Acompañamos el desarrollo de capacidades, redes de apoyo mutuo y autonomía institucional.

Respuesta ágil en emergencias

Nuestra estructura liviana y cercana nos permite ser de las primeras en llegar con apoyo económico y emocional. En momentos de crisis, nuestra red de confianza se activa para sostener la vida, no para controlarla.

Tejiendo un nuevo país desde el feminismo

La filantropía feminista no es un acto aislado ni un proyecto técnico: es una apuesta política por transformar la raíz de las injusticias que vivimos en Puerto Rico. En un país atravesado por el colonialismo, la violencia de género, la pobreza y el racismo estructural, creemos que los recursos deben estar en manos de quienes luchan todos los días por la dignidad colectiva.

Invertir en las organizaciones feministas es construir soberanía, sostener comunidades y disputar poder. Es decirle sí a una economía del cuidado, a una democracia radical y a un futuro donde la equidad no sea una promesa, sino una práctica cotidiana.

La Fundación de Mujeres en Puerto Rico existe porque muchas veces, cuando nadie más apuesta, nosotras sí lo hacemos. Porque creemos que otro país es posible y que será feminista, justo y comunitario… o no será.

Súmate a esta visión. No solo como donante, sino como aliada, como cómplice, como parte activa de una red que no deja a nadie atrás. Porque construir otro Puerto Rico solo es posible si lo hacemos juntas.